¿Un mal día? Este método me hace verlo diferente
Te cuento cómo un dibujo en mi cabeza cambió mi semana
Chicos, voy a seros sincera: he tenido una semana de mierda. De esas semanas en las que te preguntas: «¿Por qué me pasan estas cosas a mí?». Y claro, llega el domingo por la noche, estás en la cama repasando todo lo que salió mal, y el diagnóstico es claro: «Semana de mierda».
Pero entonces, mientras me hundo en el edredón (y en mi autocompasión), otro pensamiento me interrumpe: «¿De verdad fue tan mala?».
Y ahí comienza el debate interno:
—Vale, sí, han pasado cosas buenas también.
—Pero los malos momentos han sido horribles.
—Bueno, tal vez… aunque, mirándolo en perspectiva, no estoy tan segura.
PERSPECTIVA
Esa palabra se ha quedado dando vueltas en mi cabeza. Justo en este momento pienso en un truco que uso siempre que siento que todo va cuesta abajo: imaginar mis días como una cuadrícula.
Te explico:
Un día tiene 24 horas. Si restamos las 7 horas de sueño, nos quedan 17 horas útiles. Ahora imagina esas horas como un tablero lleno de casillas. Cada casilla representa un momento del día, y las puedes pintar de verde, rojo o amarillo:
Verde: cosas buenas (o que simplemente fluyen de la manera en la que deberían fluir).
Rojo: momentos malos.
Amarillo: esos momentos que te hacen extremadamente feliz, aunque sean breves.
Así que me siento y repaso mi semana, día por día.
Lunes
Sentí mucho estrés en el trabajo. Tenía esa sensación de «no llego a todo» y pasaron cosas que prefiero no recordar. De todas formas, cuando volví a casa, hice algo de deporte y pude desconectar por completo.
Resultado: 10-7 a favor de los verdes. No fue un día perfecto, pero en general, fue un buen inicio de semana.
Martes
Aquí la cosa se pone fea. Las celdas rojas dominan casi por completo. Casi que lo único que puedo rescatar es el café de la mañana y los minutos de lectura antes de ir a dormir.
Resultado: 15-2 a favor de los rojos. Definitivamente, un día para olvidar.
Miércoles
Aparecen los cuadrados amarillos, esos momentos que te hacen extremadamente feliz. Y aquí es donde me di cuenta de algo importante: basta con un solo cuadro amarillo para cambiar la percepción de todo un día.
Resultado: 5 verdes, 5 rojos y 7 amarillos. Un día que, a pesar de tener cuadrados rojos, fue increíblemente bueno.
La semana de «mierda»
Una vez hecho esto con todos los días de la semana, debería quedarte una cuadrícula mental que se vea algo similar a esto:
¿Qué vemos aquí? Lo primero que salta a la vista es que las celdas rojas y amarillas están bastante equilibradas. Pero lo más importante: el verde lleva la delantera, y por bastante. Entonces, ¿puedo realmente decir que tuve una «semana de mierda»? La verdad, no.
Sí, fue una semana con más momentos malos de lo que me gustaría y eso hace que se sienta más pesada. Pero de ahí a etiquetarla como un desastre absoluto… quizás me estoy pasando. Tal vez, antes de irme a dormir, debería replantearme esa conclusión tan dramática.
A veces, dejamos que los malos momentos se coman todo el protagonismo. Pero si nos tomamos un segundo para mirar todo el panorama, la historia cambia. Y la clave está en eso: en la perspectiva.
Así que me voy a dormir tranquila, sabiendo que mi semana no fue tan horrible. Y, sobre todo, feliz porque sé que esta próxima será mucho mejor que la anterior.
Por cierto, ya sabes que siempre te dejo este botoncito aquí, sin ninguna presión. Solo quiero hacerte la vida más fácil, por si en este momento estás pensando: «Qué mente tan prodigiosa tiene esta chica, que en un momento le ha dado un vuelco a su semana».
Que tengas dulces sueños, que empieza a ser ya tarde. Te deseo una semana llena de cuadraditos verdes (y alguno amarillo).
Me ha encantado Noe! Eso es saber ver el vaso medio lleno 😊 ya lo dijo T. Robins “la mejor manera de amargarte la vida es poner el foco en lo que no tienes” 💪🏼❤️
Esto es oro puro. Qué importante detenernos a mirar desde otra perspectiva antes de etiquetar un día (o una semana entera) como un desastre. A veces lo que pesa no es lo que pasa, sino lo que nos contamos sobre lo que pasa