Si te cuesta soltar el móvil, lee esto
No te juzgo. Solo te cuento lo que a mí me funcionó
Hay cosas que hacemos tan en automático que ni las vemos. Como el tema del móvil. Durante mucho tiempo me pareció lo más normal del mundo estar con el teléfono siempre cerca: abrir Instagram mientras espero que se caliente el café, entrar en TikTok porque tengo un minuto libre, ver stories mientras ceno. Hasta que un día me detuve y me pregunté:
¿Esto me está aportando algo o simplemente no sé no hacerlo?
No fue una revelación, fue una incomodidad. Pero suficiente para empezar a cambiar pequeñas cosas. No se trata de renunciar a la tecnología, ni de demonizarla, ni de irte a vivir al bosque sin WiFi. La idea es que tú controles el móvil, no que él te controle a ti.
Lo primero que hice fue empezar a preguntarme qué buscaba antes de abrir una app. ¿Qué quiero ver ahora? ¿Por qué estoy entrando? ¿Qué espero encontrar?
La mayoría de veces no tenía una respuesta clara. Estaba entrando solo por inercia, para aplazar algo: pensar, aburrirme, enfrentarme a una tarea. A veces, simplemente para no estar sola conmigo.
Me costaba acordarme de hacerme esas preguntas antes de entrar. A menudo ya estaba dentro, scrolleando sin pensar. Pero si en algún momento me daba cuenta, cerraba la app. Sin más. Ese gesto, tan simple, se convirtió en una especie de interruptor. Y con el tiempo, reaccionaba más rápido. Al final, la atención también se entrena.
Otra cosa que me sirvió fue ponerle freno al automatismo. Si quiero ver YouTube, lo abro en el ordenador. Si necesito entrar en Instagram, lo hago desde el navegador. En el portátil no engancha igual: no es tan rápido, ni tan cómodo. Y justo por eso funciona. Si me da pereza, probablemente no lo necesitaba tanto.
También tengo el modo «no molestar» casi siempre activado. Porque si la pantalla se enciende, aunque no suene, ya es tarde: tus ojos van solos. Prefiero que no pase nada hasta que yo decida mirar. Y eso, en los días buenos, me da una sensación de calma que no cambio por nada.
No mirar el móvil al despertar cambió mi forma de empezar las mañanas. Al principio fue difícil, pero ahora lo agradezco cada día. Porque cuando lo primero que haces es abrir mensajes o ver stories, ya no estás en tu rutina: estás en la de los demás.
Prefiero levantarme con calma. Lavarme la cara, prepararme un café, leer un libro. Y después, si quiero, enciendo el móvil. Entonces siento que el día es mío. Lo mismo por la noche: leer un rato, hacer FaceTime con mi novio, tal vez un poco de journaling… Si me quedo dormida con TikTok, ya sé que no voy a descansar. No es casualidad que luego sueñe con ruido.
A veces se nos olvida que estar con el móvil no es hacer algo. Solo estás mirando. Pasando el dedo. Nada más.
A mí me ayudó mucho llenar mis días de cosas tangibles. Últimamente lo tengo fácil porque estoy con mis últimos exámenes del máster, por lo que me centro principalmente en eso. Pero debes empaparte de hacer cosas más manuales: leer, escribir, dibujar, cocinar… Tal vez viene siendo hora de que descubras un nuevo hobby.
Y lo más importante: no hacerlo todo de golpe. No hace falta. Elige una cosa. Solo una. Esta semana. Y pruébala.
Si ya lo estás haciendo, genial. Y si tienes algún truco más, pásamelo. Que esto es difícil pero se puede. Y se lleva mucho mejor si lo hablamos entre nosotras.
Intenta poner el móvil en escala de grises, al no haber colores tu cerebro literalmente rechaza el ver esa pantalla toda monocromática 😅
muy buenos tips ✨ muchas gracias!! algo random que me está funcionando es reemplazar tiktok por duolingo jaja estoy aprendiendo turco. Cada que siento esa necesidad de “llenar mi tiempo con algo rápido y fácil” me voy a duo. De momento es un recurso útil, paso a paso como dices tú 💗